14 de mayo de 2009

24



Lo recuerdo como si fuera ayer. Llegaba la víspera de mi cumpleaños y me acostaba con la sonrisa en la cara, con la ilusión desbordada de quien sabe que el día siguiente será histórico.

Me encantaba el papel de los regalos, y que la tarta siempre fuera de chocolate.

Las celebraciones nunca fueron espectaculares. Bastaba con montar un karaoke en la terraza de casa, aspirar el helio de los globos de la fiesta o poder quedarme hasta las doce bajo la lluvia de la verbena del colegio.
Durante veinticuatro horas, todo encajaba en su sitio.

Por eso me he sorprendido cuando el reloj ha dado las doce y algú me ha felicitado. Por un momento, he dejado que el número me impresione. No porque me sienta más vieja; más bien por todo lo contrario. Pero, impuntual como yo, vuelve a invadirme esa ilusión infantil que llegaba a medianoche. Aunque no estén tantos que siempre me han acompañado, aunque sea la primera vez que cuento uno más lejos de Madrid y vaya a faltar en el álbum la clásica foto con los azulejos de la cocina detrás y las caras impagables de Álvaro y Javier.

Al final, recibo los años como si fueran once, cenando helado y yendo pronto a la cama. Cerrando fuerte los ojos, y esperando un día histórico. Sólo uno.
O dos, o tres, o cuatro... Veinticuatro.

Birthday - The Beatles

1 comentario:

  1. Cómo recuerdo tus majo-cumples, jejejeje...
    En cualquier caso, 24 es un simple número, tienes la edad que sientes tener (es por eso que yo siempre he considerado que tengo 65 años).
    Y siento haber sido uno de esos que te felicitaron tarde!! :S
    Un abrazo!!

    P.D. - No sé por qué siempre me da problemas cuando intento ponerte un comentario :(

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