17 de mayo de 2009

NYC



El autobús de ida a Nueva York no tiene la misma emoción que el de los chinos. Hay cinturones, los asientos no se tambalean y el conductor no tiene el impulso kamikaze de cruzar un paso de nivel mientras baja la barrera.

Claro que este fin de semana en la Gran Manzana es muy diferente a aquel, con apenas un mes de experiencia yankee a cuestas, cegada por las luces de Times Square, abrigada hasta la nariz y timada en los clubes nocturnos.

Nos quedamos en los últimos asientos, y la gente no parece molestarse porque viajemos inventando canciones. La exagerada amabilidad estadounidense, de nuevo.
Y, entre rimas sobre ciudades desconocidas, aparece de nuevo ante mis ojos.

Times Square no es tan deslumbrante esta vez, y las avenidas no se hacen tan largas. El metro sigue estando sucio, pero poco importa. Hacemos miles de planes, sabiendo que no cumpliremos ni la mitad. Pero lo que cuenta es planear. Aunque esta vez tampoco vaya a ver la Estatua de Libertad ni subir al Empire State, y vuelva a perder horas en un delicioso brunch.

Observamos Nueva Jersey al otro lado del Hudson, recorremos el Upper West Side, paseamos por Chelsea y Tribecca, y se esfuma el sábado.
Admiramos el arte del MoMa, nos deja indiferentes la Quinta Avenida, nos despedimos de las ardillas de una esquina inferior de Central Park, y se nos va el domingo.

Antes de poder darme cuenta, engullo el último perrito caliente en la ciudad sobre la que cantaba Sinatra, al que versionó la siempre cálida Chan Marshall, en la que Sting se sintió un extraño y Simon y Garfunkel se sintieron solos, a la que dedicaron uno de sus temas más deprimentes los depresivos Interpol.

"I know you've supported me for a long time. Somehow I'm not impressed.

But New York is".

NYC - Interpol

2 comentarios:

  1. Los dioses (ya sabes, Odín, Thor, o algún otro nombre nórdico que suene poderoso vale) dan fe de que he intentado no escribir, pero la verdad: ni puedo, ni realmente quiero.

    New York City
    Such a beautiful disease

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  2. Tus textos arraqstran cada vez mas melancolía, hables de lo que hables, y aunque no te lo propongas. Eso sí, lucen de puta madre. Muy bonito el último párrafo, por cierto: es uno de esos que quisiera haber escrito yo. :D

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