11 de mayo de 2009

Tormenta



Creo que ya lo escribí, pero el tiempo en esta ciudad está loco. Comienzo el fin de semana tumbada frente al río en manga corta y gafas de sol, con los dedos rozando la hierba, inventando formas de nubes en el cielo, convirtiendo lo extraño en familiar de nuevo. El cielo está tan claro y la brisa es tan suave que todo promete ser estable, al menos hasta que llegue de nuevo el invierno. Pero el ciclo de anticiclón y borrasca nunca falla, y la jornada de vuelta a la rutina se cierra con una tormenta de las que apenas se ven en esta ciudad. Sin nada que la anunciara, sin nubes amenazadoras en las horas previas, la lluvia empieza a inundarlo todo.

El agradable camino a casa se convierte de golpe en una carrera por etapas, con paradas en los puntos estratégicos y en los que no lo son tanto, con canciones y bailes, con el paraguas cerrado y tu sonrisa como única certeza. Y mientras volvemos a casa empapados, chapoteando como los patos de la plaza, agotados de tanto reír, me pregunto si, aunque necesite el sol, no serán las tormentas las que realmente me hacen feliz.

Raindrops Keep Falling on my Head - B.J. Thomas

1 comentario:

  1. thank you,
    un cappuccino a mi salud, o a la de los locos, que viene a ser lo mismo.
    baci, cara america.

    ResponderEliminar