2 de mayo de 2009

Experimento



Aprovechando la inesperada visita de mi querida Pem, que en uno de sus geniales arranques de locura ha decidido expandir la paranoia porcina por DC, he decidido abandonar por un post el estilo (últimamente algo monótono) de mi blog para componer una entrada a dúo, un desvarío de los muchos que compartimos por videollamada y que tanto sirven cuando el distrito se me hace inmenso. Uno demasiado personal, quizá, pero no más que los anteriores.

Una copa de vino, una cámara de fotos (Photoshop o Paint, al gusto del usuario), y un párrafo cada una.

...estoy harta de ser como soy...

Hay días en los que me siento bien, elegida, especial, única... pero hay otros en los que me levanto y, conforme veo cómo me voy comportando, me caigo peor a mí misma y me arrepiento profundamente de ser como soy, tan sumamente TONTA, con mayúsculas (con lo inteligente que parezco a veces...).

Me entran ganas de dejar de pensar tanto en los demás, en las consecuencias que cada uno de mis actos tendrán sobre ellos, y pensar sólo en mi misma; conseguir ser totalmente libre, comportarme como tanta gente se comporta, con una sola meta en la mente: complacerme a mí misma.

Eso sería lo más inteligente, lo más cómodo, lo mejor para la estabilidad emocional... un mundo manejado por y para mí, con los demás siendo mis marionetas que se mueven a mi gusto. Pero no, no soy así.

No puedo conformarme con los sentimientos corrientes, siempre quiero y busco algo más y, claro, luego pasa lo que pasa: que el mundo no está a mi altura, que no estoy hecha para sentir cosas corrientes.

Y, metida en esa espiral de confusión, soy yo la que se convierte en marioneta. Lo que tenía clarísimo se desvanece y retrocedo hasta un punto que creía superado.

Y me caigo mal.

Si por un momento pudiera verme desde fuera, me daría cuenta de mi error garrafal. Intentaría gritarme, prevenirme, avisarme de todo lo que tengo que cambiar. Hasta darme cuenta de que no puedo obligarme a corregir el rumbo fatal que ya he tomado, y retirarme.

Pero, aunque también sea de las que les gusta escuchar más que hablar y me encante oír consejos de los demás, al final hago lo que me da la real gana, lo que dicta ya no se si mi corazón o la estupidez que siempre me acompaña.

Aunque sepa que está mal, aunque los demás me digan que está mal... nunca actúo en consecuencia de la lógica.

Y sé que eso me pasará factura. Y que debería pensar cada uno de mis actos con cuidado, para que representen lo que yo quiero y lo que a mi me conviene; en lugar de dejar que las cosas sigan su curso, con la estúpida esperanza de que me guíen hacia el mundo de las piruletas y algodones de azúcar.

Porque lo grave no es que no escuche los consejos ajenos, sino que mi propia opinión se convierta en un extra sin ninguna frase en el guión.

I wouldn't like me - Tegan & Sara

3 comentarios:

  1. Es domingo, tengo un poco de resaca, ayer volví a caer en la timidez y dejé escapar a otro ángel... creo que esta experiencia un poco dadaísta (en planteamiento, no en resultado)que habéis escrito en el blog me levantó la moral... aunque solo sea por cinco minutos y esté dejando acumularse el trabajo, me escapé de la rutina.
    Ahora tomamos el testigo a este lado del Atlántico, seguid manteniendo el pabellón alto.
    Un beso (en la mano, que es domingo)

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  2. Hola Lu,

    Yo ya sabía que escribías bien y que eras una tremenda periodista. Lo que no sabía es que también escribías a dúo. No sé cómo, he acabado en el blog de tu amiga Paula y he acertado a ver su video de Rosita, su pez muerto y resucitado a las 3 horas. Me encantó! Pobre Rosita, todo sea dicho.
    Un besazo desde tu querida Bruselas.

    María

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  3. Diosssssssssssssssssssss, qué profundidad. Me cimbrea el páncreas. sab

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