2 de septiembre de 2009

Destino



Siempre me ha costado creer en el destino. En esa especie de hilos que nos unen con ciertas personas, aquellas de las que está escrito, con tinta invisible y en algún libro olvidado en un estante demasiado alto, que deben pasar por nuestra vida, y en último término, quedarse. Siempre se me han resistido la cosmovisión y los planes predefinidos para cada persona, con sus giros inesperados y sus tramas enrevesadas. Me gusta pensar que puedo cambiar el rumbo de las cosas, que los acontecimientos responderán a mis decisiones. Pero, en una más de mis exasperantes contradicciones, hace tiempo que decidí dejar de lado mi escepticismo y apostar. ¿Qué pasaba si, efectivamente, algo inesperado, aparentemente imposible, estaba de hecho escrito y yo pasaba página?

Contra toda lógica, agarrar la escalera para bajar el libro de su estante me condujo a la historia más maravillosa que podía imaginar, con sus giros inesperados y sus tramas enrevesadas. Por primera vez, no importaba si algunos capítulos eran demasiado oscuros. Lo fundamental era el final, esa meta ansiada en la que se demuestra que, en efecto, se trataba del destino. Y en la versión cinematográfica suenan los violines, y los críticos escriben "pastelazo" en una libreta negra, y los cínicos tiran palomitas a la pantalla.

Sin embargo, hace demasiados días que no me atrevo a leer. Poco importa que la marca en el libro se acerque cada vez más al prometedor final: los giros de guión me marean, y me paraliza el miedo a que el redoble de tambor que precede al desenlace no comience, tampoco, en el siguiente capítulo. Ese final se ha convertido en algo demasiado importante. Y siento que escapa a mi control. Que mi papel en esta historia se limita a leer, con toda la atención volcada en las letras, esperando que el escritor tuviera un buen día cuando pensó esa última página.

Copenhague - Vetusta Morla

1 comentario:

  1. Es fantástica esa posibilidad: tener tanto miedo a la decepción que uno no se atreva a recorrer esas últimas páginas. Creo que me puedo considerar profesional en ella xD.

    ¿O es que seguimos hablando de libros?

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