7 de agosto de 2009

Noche



Cruzo Dupont por el camino de siempre, subo la calle 19 y llego a casa más rápido que de costumbre. No creo que sea el ambiente pegajoso de nuestro bar del verano, ni las cervezas a tres dólares sin nada en el estómago. Debe ser otro factor, de momento indescifrable, el que me ha hecho apresurarme a casa y ahora hace que me resista a abrir la puerta, que abandone toda racionalidad y ceda al impulso de sentarme en una acequia de la acera. Para emprender un detallado estudio de las enredaderas de la casa de enfrente, mientras los mosquitos revolotean en la farola al son de acordes de banjo y guitarra. Y admirar las baldosas rojas que sustituyen, sólo en esta calle, a los bloques de hormigón; y observar cómo una pareja se acerca, a lo lejos, bajo los arcos que forman los árboles de los patios de entrada. Para no notar cómo, poco a poco, las nubes de mi mente se van confundiendo en un enredo que esta asfixiante humedad no parece dispuesta a desenmarañar.

Si aún hubiera luciérnagas en el patio, juraría que la ciudad no cambia con las estaciones.

Gold in the air of summer - Kings of Convenience

1 comentario:

  1. Te echaba tanto de menos!! Actualiza más a menudo por dios!!! Precisamente escuché esa canción hace dos días!!

    te quiero!! te quiero por cómo me haces sentir con lo que escribes!! jaja

    ResponderEliminar