12 de enero de 2009

Océano



Aeropuerto de Madrid-Barajas. 11 de la mañana. Cola interminable. Su visado, por favor. ¿Lleva en su equipaje de mano algún objeto que pueda ser utilizado como arma? Menos mal que no hay sobrepeso, aunque me voy a herniar llevando esas dos maletas yo sola. Hay que ir ya a seguridad: no puedo alargar más la despedida. Abrazo a mi madre más de diez veces, y le doy un beso a Javier expresamente para que me ponga cara de asco. Mientras saco el portátil de la mochila, mi madre me saca una foto: bronca de los de seguridad. No podíamos pasar inadvertidos. Mientras paso los controles, siguen saludando. Javier hace reverencias. Cómo les voy a echar de menos.

Control de pasaportes. Necesito una botella de agua, y apenas tengo euros. Cuando voy a embarcar, ya van por la última llamada. Cómo no. Entro en el avión. Ya es la quinta vez que me piden el pasaporte. Busco mi asiento. Me ha tocado en la cola, al lado de un chico con pinta de español. El espacio del asiento es tan pequeño que no sé cómo va a caber la mesa para comer. Al menos es ventanilla. Trato de imaginar cada una de las calles de mi ciudad. Las veo, encabezadas por las torres Kio y por los monstruosos rascacielos que hay al lado de La Paz, y observo la sierra completamente nevada. Las calles se van empequeñeciendo, difuminando. Podría estar contemplando cualquier otra ciudad.

El de al lado no es español, porque no me entiende cuando le pido que me deje pasar para ir al baño. Será yankee, universitario. El poco espacio que hay es agobiante. Eso sí, no faltan las pantallitas individuales con películas a la carta. Y yo sin auriculares. Compro unos por cuatro euros, y se me rompen nada más abrirlos. Veo media serie de la HBO. Va a ser muy raro oír constantemente "you know?" y "oh my god" a mi alrededor. Las 14:30. La comida está mala, pero hay un sucedáneo de brownie. Hurra.

Me despiertan dos chicas que, de pie dos filas por delante de mí, comentan las maravillas que supone la prohibición de fumar en las discotecas estadounidenses, aunque lamentan que no se pueda hacer botellón. Las 17:50. Mi compañero rellena los papeles de inmigración. Es universitario, pero no yankee. De la universidad de Buffalo, o eso pone en el libro de manga y anime sobre el que la azafata ha vertido amablemente media lata de coca-cola.

Qué suerte haber subido la persiana justo en el momento en el que comienza a atisbarse la costa este. El delta de un río, y los colores del atardecer. Una foto detrás de otra. Las 20:30. Anuncian el aterrizaje en Filadelfia. Cambio la hora. El momento previo a que las ruedas toquen el suelo es el único que me da miedo cuando vuelo. Lo primero que veo al entrar en el aeropuerto es un McDonald's.

La cola de inmigración es interminable. Se me cuela un italiano sin disimular lo más mínimo. Leo. Una hora y cuarto más tarde, es mi turno. Voy a perder el segundo vuelo. El oficial me dice que la de periodista es una profesión muy emocionante. No me ha preguntado si quiero matar al presidente. Un negro con uniforme del aeropuerto insiste en llevarme las maletas en su carro. Le parece importante subrayar que es de los Redskins de Washington. Corro a la terminal C. Cuando llego, veo que han cambiado el vuelo a la terminal de la que vengo. No voy a llegar. Menos mal que hay un vuelo una hora más tarde, y no ponen ningún problema en cambiármelo.

Todo el vuelo ha sido a oscuras, con un gordo comiendo rosquillas a mi lado. Sigo sin poder dormir. Apenas se ve Washington por la ventanilla, sólo el Potomac rodeado de luces. Podría estar contemplando cualquier otra ciudad. Las 20:00. Otra vez las ruedas.

Welcome to the United States of America.

Transatlanticism - Death Cab for Cutie

17 comentarios:

  1. Lo entenderé si nadie llega al final.

    Gracias a todos por la calurosa acogida a la blogosfera! Besos y abrazos miles.

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  2. De momento la cosa no va nada mal... Besos. Tío Sergio.

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  3. Yo sí llegué al final. Tío Sergio.

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  4. Qué pasada de llegada!!!!!!!

    Me encanta, me encanta me encanta!!!!!!!!!!!!!!

    me has emocionado con cada descripción!!!

    sucedánea de brownie... mil besos!!

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  5. Me gusta, me gusta, esas frases tan cortas dicen mucho del fastidio que supone un viaje transoceánico, ja, ja.

    Escribes muy bien, pequeñaja, y este tipo de cosas no las digo si no las pienso, je, je. Tu texto no se hace largo en ningún momento.

    Un beso. ;)

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  6. Et desitjo molta sort. Seria bó que aquesta experiéncia et serveixi per millorar professionalment i, sobre tot, personalment. Aprofita la oportunitat
    Un petó

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  7. eres unica escribiendo,sigue asi y tendras a todos pendientes de tu pluma.un besazo

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  8. Olé! Super arrival! Have fun! :))

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  9. Jajaja Cierto! Aunque supongo que es lo que tocaba... Me alegro de que hayas llegado bien. Ahora, a por los yankees! Un besote!

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  10. Lo sorprendente sería que alguien no llegara hasta el final!!

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  11. Otro que se añade a la lista de lectores. ¡Que te vaya bonito por allí!

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  12. Hacerse un blog y NO AVISAR no está bien. No lo está.

    ¡En serio, bienvenido a esta blogodimensión loca, loca y mucha suerte por allá!

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  13. transoceánicos ánimos para lúcidos e impertérritos náufragos.
    besos madrileños desde un tejado.
    la gata.

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  14. JO... no paro de llorar...

    Qué bonito Lucía!

    Big hug from poor Theodor!

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  15. Estás viva!! Sigue escribiendo, please, para que parezca que no estás lejos...

    Yankee go home!

    Muchos besos!

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  16. El gran día de Obama, pequeñaja. Esperamos una crónica de primera mano, ja, ja.

    ¡Me encanta la multitudinaria acogida que está recibiendo tu blog!, je, je, por algo será...

    Un besín. ;D

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  17. Sé que es un acto de grosería intolerable invadir un blog sin invitación, pero es que se me da bien eso de las patentes de corso. Además, que hasta cierto punto me siento inmiscuido. Al fin y al cabo, yo era de esos que preguntaban lo de los objetos que puedan ser utilizados como arma xDD.

    Bonito estilo escribiendo. Bonita experiencia en ciernes. Cambio vital seguro. ¿Cómo no venir a echar un ojo? Y con una "Coronación del Nuevo Emperador del Mundo (TM)" para ir abriendo boca. Hay que estar loco para no hacerlo.

    Perdón por la retórica, pero es que todavía estoy con tu horario y las neuronas patinan raudas por el insomnio (encima me perdí los aterrizajes de moda en el Hudson, qué poco oportunismo por mi parte). ¡Salud!

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