
El regreso será el de una persona diferente, a un entorno cambiado y en unas circunstancias distintas. Al menos, ese era el plan. Ahora mismo toda esa racionalización de mi desarrollo personal me parece absurda, y sólo creo en dejar que esta historia se escriba, y que vaya escribiendo sobre mi.
Comienzo (Café Americano, 10/01/09)
Cuando la interminable espera en el aeropuerto deja de desesperarme y puedo por fin ocupar uno de los asientos claustrofóbicos que me descubrieron el Atlántico a la ida, trato sin éxito de acomodarme, saco mi libreta-guía de Washington y me decido a anotar cualquier recuerdo disperso del año en las muchas páginas en blanco que le quedan. Estoy segura de que lo reflejarán mucho mejor que ningún texto meditado y masticado en el blog. Pienso en aquellos primeros días de comienzos dubitativos, de nervios en la oficina, del miedo a ser lenta, de los 47 intentos para grabar mi primera crónica de radio; y me cuesta hilarlos con las sensaciones del último mes, de verme como una más, de estar como en casa y sentirlos como familia. Mi familia del otro lado del Atlántico; la que me corrigió los errores y me inspiró a ser mejor, pero también la que me compró tarta en mi cumpleaños y me cargó de consejos en diciembre.
La definición global se me está escapando, y ni siquiera sé si quiero atraparla. Este ha sido el año de la búsqueda. No sé si he encontrado lo que perseguía, porque nunca he sabido señalarlo. Pero sé que no he dejado de buscar. A veces a tientas, a veces demasiado consciente. Constantemente. Puede que algún día pueda explicar lo que he encontrado, o puede que no. Puede que, como ha ocurrido con este blog, que vio frustrado su sueño de convertirse en crónica actualizada de mis vivencias, nunca logre acompasar los recuerdos en la libreta y vaya comprendiéndolos sólo a cuentagotas, a destiempo. Como se comprende lo extraordinario.
The District Sleeps Alone Tonight - The Postal Service